Le llegó el momento a la ganadería. Los que hemos podido aguantar los últimos años por ser productores mixtos, tener más espalda o lo que fuere, nos encontramos en un momento de buenos precios que posibilitan encarar la actividad con otro espíritu y hacer las inversiones que tan retrasadas teníamos.
En todos estos años, la brecha tecnológica entre la agricultura y la ganadería se amplió mucho más, se avanzó en agricultura por ambientes, balance nutricional, agricultura de precisión, variedades e híbridos, biotecnología y maquinaria, mientras que en ganadería se redujo fuertemente la siembra de pasturas y además le sacamos a las vacas el poco campo de regular calidad que les quedaba para sembrarlo. La actividad no daba renta y todas las inversiones en ganadería se frenaron esperando “hasta que aclare”.
Mientras que en la agricultura la gente se especializaba en las nuevas tecnologías con gran afluencia de jóvenes entusiastas a la actividad, la cría y recría mantenía un ritmo de trabajo más calmo con gente de mayor edad, de prácticas tradicionales y con muy poco recambio, por ser empleos peor remunerados y con poco atractivo para la juventud.
Todos los analistas nos dicen que vamos a tener muy buenos precios por unos cuantos años más, pero como estamos en Argentina todo puede cambiar, y por eso pienso que este es el momento de hacer los ajustes que los modelos ganaderos necesitan, aprovechando la buena relación de los precios relativos.
Todo lo que se avanzó en agricultura en estos años hoy va a poder ser aprovechado por la ganadería intensificando sus verdeos y sus reservas. Estamos en un período seco y vemos en lugares donde en algún momento hubo un metro de agua, sorgos que dan cinco comidas o maíces de 1.100 raciones o más por hectárea.
Pero el agua puede volver, entonces tenemos dos opciones: no hacemos nada por si viene la inundación, o limpiamos canales y hacemos las obras chicas de sistematización interna, tratando de aumentar el reservorio en los bajos naturales. Los que más velozmente cambien “el ritmo” van a ver aumentar su producción de carne por hectárea, a un mayor costo, pero tendrán mayor renta.
Llegó la hora de la intensificación. Debemos ser cautos con esta palabra, intensificar no es comprar maquinaria (mixer, enrolladora, picadora) o hacer instalaciones de encierro con piso y comederos. La primera intensificación se logra en ser más eficientes en cada hectárea o metro cuadrado de campo. Una vez que seamos muy buenos produciendo forraje habrá llegado la hora de invertir en maquinaria o instalaciones más adecuadas al nuevo modelo diseñado.
Cuando uno recorre campos ganaderos se encuentra con campos bajos, salinos, pelo de chancho, pero también hay algunas zonas con cardos, pasto miel, gramón, bordes de lagunas o lomas chicas perdidas. Estas zonas pueden ser aprovechadas para producir mucho forraje para los momentos de escasez en los que con 2-3 horas diarias de comida (almuerzos) la vaca tiene para todo el día.
La siembra temprana de verdeos (cebadas, avenas o mejor rye grass anual) en otoño y en primavera de sorgos forrajeros y maíces de pastoreo o para silo puede aumentar la carga en estos campos.
Es verdad, hay que trabajar más: dibujar mejor los campos con eléctricos dividiendo lo sembrable del resto, conseguir el sembrador y fumigador que trabaje 40 hectáreas en 5 lotes distintos, entrar y sacar las vacas todos los días, casi como un tambo. Hoy hay que tener el ritmo de los tamberos, ya que en realidad se trata de “tambos de carne”, y quien así lo entienda aprovechará cada recurso lo más eficientemente posible y presupuestará con cuidado y ejecutará con eficiencia y a tiempo las tareas para poder aumentar la renta. Trabajemos a nivel de cada animal y no del rodeo. Debemos, como hacen los tamberos, sacrificar la última comida de un sorgo forrajero para poder tener un verdeo más temprano o saber medir raciones diarias para dar la comida justa a cada rodeo y no desperdiciar pasto.
Tenemos que asesorarnos más sobre el funcionamiento del rumen para poder hacer un uso eficiente de los pastoreos por horas de los distintos recursos, con encierros más o menos prolongados buscando mantener un animal bien comido en buen estado corporal que ocupe poco campo.
Los que tienen la suerte de tener campos mixtos pueden alternar verdeos de invierno en las zonas agrícolas y sacarles un buen margen. El girasol ha perdido mucha área por la soja pero con el actual precio de la carne puede volver a escena, ya que cosechando a fines de febrero, pasando un rolo faca y fumigando, tenemos un buen terreno para sembrar un rye grass anual bien temprano, que es un excelente recurso desde mediados de abril hasta fin de septiembre.
Se están usando mucho los maíces hijos de híbridos resistentes a Round up, que con los cuidados necesarios ayudan a limpiar campos de gramón y a tener muchas raciones por hectárea a bajo costo. Esta colonización de los lotes es seguida por verdeo de invierno y nuevamente maíz RR. Siempre es bueno tener unas hectáreas de pastura buena en suelo agrícola que apalanque a todo el modelo ganadero.
No hay un modelo igual a otro ni un productor igual a otro, cada campo tiene su modelo o está en busca de uno superador y generalmente está más asociado a la vocación del dueño que a la utilización eficiente del recurso suelo.
Para ser ganaderos exitosos vamos a tener que ser antes muy buenos agricultores, ya que los modelos tendrán muchas siembras, fumigadas, fertilizaciones que necesitan de buenos ejecutores, y en muchas zonas ganaderas no solo la maquinaria está bastante obsoleta sino que falta la “muñeca chacarera”.
Hoy tenemos los precios esperados. Utilicemos la tecnología disponible, cambiemos el ritmo, seamos tamberos de carne y recemos para que nuestros gobernantes se den cuenta de que con una exportación abierta la ganadería argentina se recuperará más rápido, por mayores índices de destete y mayor peso de faena.
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