Acostumbrado a participar de decenas de seminarios por todo el mundo, a Mario Blejer, ex presidente del Banco Central con Eduardo Duhalde y hoy un hombre admirado por el kirchnerismo, siempre le llamó la atención que en los foros sobre seguridad alimentaria a nivel global la Argentina no fuera invitada a tener una participación activa y determinante.
“Me llamaba la atención y yo tenía la idea de que había que hacer algo”, expresó ayer a LA NACION, tras presentar una nueva iniciativa que ya cuenta con el respaldo de cuatro empresas agroalimentarias, tres de capitales 100% nacionales.
Se trata de Foro PAIS, y esta última palabra sintetiza una denominación: Productores Agro Industriales de Soja. En rigor, con la Argentina convertida en líder mundial como exportador de harina y aceite de este producto, además de un jugador clave en el negocio del poroto, el ex presidente del Central pensó que había que posicionar a la Argentina desde esta agroindustria como “garante de la seguridad alimentaria a nivel local y global”.
Todo el complejo oleaginoso encabeza el ranking de exportaciones y vende más que la industria automotriz, que la secunda: son unos US$ 20.000 millones, contra 10.000 millones.
Por eso, se focalizó en este foro y ya sumó en la propuesta a cuatro empresas que la respaldan: las nacionales Aceitera General Deheza (AGD), Vicentin y Molinos, más Oleaginosa Moreno, hoy propiedad de la internacional Glencore. “No es una cámara sectorial ni quiere convertirse en un grupo de lobby”, aclaró Blejer, que insistió en que la iniciativa va en línea con posicionar a la Argentina como garante de la seguridad alimentaria.
Oportunidades
Blejer se mostró preocupado por el crecimiento de la población que sufre hambrunas. La población en esa condición no paró de crecer desde 2000 y ya ronda los 1100 millones de personas.
“Hay un problema grave de seguridad alimentaria”, subrayó el economista.
Pero desde Foro PAIS también vislumbran un horizonte de oportunidades para el país: la demanda va a crecer 20% en la próxima década y la clase media global, que ronda los 2000 millones de personas, va a saltar a 3200 millones para 2020 y a 5000 millones para 2030.
En esa línea, en esta entidad creen que el complejo argentino sojero puede cumplir un rol central como proveedor de las proteínas que va a representar el crecimiento de la demanda. Pero además de una oportunidad por el lado de los alimentos en esta entidad también prevén una oportunidad por el lado de la energía, sobre todo de una fuente renovable como los biocombustibles. En este punto, con la soja ya se hace biodiésel para cortar el gasoil.
“La demanda de combustibles fósiles va a crecer un 2 por ciento anual, pero la tasa más importante se va a dar con las energías renovables, con una tasa del 3 al 3,5 por ciento”, señaló Carlos Magariños, vicepresidente de este foro y ex secretario de Industria y Minería.
En diálogo con LA NACION, Blejer calificó de “un adelanto importante” el Plan Estratégico Agroalimentario (PEA) del Gobierno y dijo que apuntaba a tener “sinergias” con ese programa, además de entablar contactos con otras entidades.
Entre otras acciones, la entidad apunta a generar debates, seminarios, indicadores sobre la seguridad alimentaria y becas de investigación.
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