La semana se inició sin cambios en el mercado de granos

La semana comenzó con pocos cambios en los precios ofrecidos por los compradores locales ante la gran volatilidad que mostró el mercado externo de referencia, donde finalmente el cierre fue con bajas, según indicó hoy un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario (BcR). 

La soja se negoció abiertamente a los mismos valores del viernes por lo que los negocios recién aparecen a niveles más altos y por lotes de consideración (las fábricas locales ofrecieron abiertamente 1160 $/tonelada).

En tanto, por los cereales la exportación continúa muy activa en busca de mercadería. Por el trigo las ofertas mejoraron por mayores requisitos de calidad(se realizaron ofrecimientos a 125 u$s/tonelada); mientras que por maíz se confirmaron los rumores de mejores precios conocidos en la rueda previa (133 u$s/tonelada).

Por su parte, en el mercado de Chicago el cierre fue negativo para todos los futuros, a pesar de las subas iniciales, ante el rebote del dólar y el pesimismo por las turbulencias financieras en la zona euro.

El temor de que las agencias calificadores rebajen la nota de la deuda para varios países miembros de la zona euro eliminó el optimismo que reinaba en los mercados acerca de la pronta recuperación de la crisis, generando la caída de los mercados accionarios hasta perder todo el terreno ganado en el día al tiempo que el petróleo caía.

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La inflación en los impuestos del agro

Hace casi 20 años se suspendió en la Argentina la corrección de los resultados a causa de la inflación para liquidar el impuesto a las ganancias. En efecto, a partir de 1992, por la convertibilidad, el índice aplicable es igual a 1, sin permitir entonces un ajuste al resultado fiscal. La gran mayoría de la población reconoce que los índices emitidos por el Indec no reflejan la realidad.

Algunos creen que se pretende obtener un beneficio o franquicia al reclamar el ajuste por inflación en la liquidación de los impuestos. Nada más alejado de las intenciones, pues sólo se busca liquidar sobre los resultados económicos reales obtenidos y no sobre los nominales o ficticios.

Si bien todas las actividades quedan afectadas por la situación actual, el agro resulta el más perjudicado. Los stocks, tanto de cereales como de hacienda -en especial invernada-, deben ser valuados al cierre de cada ejercicio al precio de plaza, siendo una exigencia exclusiva para quienes poseen productos primarios. Así nace la denominada «ganancia por tenencia», donde se paga impuesto aun cuando no haya transacciones de bienes, por el mero incremento del precio.

La inflación es sin duda el peor de los impuestos, el más injusto. Se produce una colisión con los principios esenciales de equidad y seguridad jurídica, premisas básicas en todos los tributos.

Esa supuesta renta es sólo parcial ya que el incremento del precio equivalente a la inflación del año será una ilusión óptica, un resultado ficticio, que en ningún caso debería pagar impuesto. Simplemente porque no existe esa renta. Se obliga a pagar un impuesto por una diferencia de valor entre el inicio y el cierre, cuando en muchos períodos es equivalente a la propia inflación general, sin contemplar la descapitalización del productor que debe hacer frente a esta carga fiscal distorsiva e injusta.

Como ejemplo: en un campo de 1600 cabezas de invernada en Buenos Aires, que valúa a precios de plaza su stock (30-6-2010) en $ 2.300.000 y valorizando la misma cantidad y peso al cierre (30-6-2011) es de $ 3.300.000, impacta con un impuesto de $ 350.000 ($ 1.000.000 de ganancia por tenencia por 35%), de los cuales $ 242.000 no corresponderían de contemplar una inflación estimada en un 30%.

Asimismo, sujetos con riquezas similares terminan obligados a pagar impuestos totalmente diferentes, según la conformación de su patrimonio. Además de la distorsión comentada, la venta de inmuebles rurales que fueran recibidos por herencia o adquiridos antes de 2000 y vendidos luego de la debacle económica obliga a tributar impuesto sobre ganancias que nunca existieron.

Desde ya que el contribuyente busca paliativos tales como la aplicación del régimen de venta y reemplazo, una reorganización societaria o simplemente la venta de las acciones, pero esas alternativas no siempre son aplicables y conllevan un riesgo.

Las deducciones que se permiten efectuar de la renta obtenida rigen con topes que no varían en el tiempo y sumadas a la tabla utilizada para la determinación del impuesto, en los hechos distorsionan su esencia, exigiendo una tasa efectiva mayor al 35%. Los saldos a favor que el contribuyente pudiera utilizar para cancelar otros impuestos quedan a valor nominal sin posibilidad alguna de actualización, lo cual también es inequitativo.

Existen causas judiciales planteadas en 2002 que 9 años después están viendo la luz, cuando los magistrados fallan en contra de manifiestas confiscatoriedades demostradas mediante la presentación de pericias contables contundentes. Sin embargo, ello es aplicable sólo en reclamos judiciales particulares. Considero entonces que la única solución de fondo es cambiar la legislación y resolver esta temática que hace estragos al vaciar la cuota de razonabilidad que debe primar en todo sistema tributario.

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Patagonia: sequía más cenizas es la combinación fatal

Alberto Arzone, director de la Escuela de Veterinaria y Producción Agroindustrial de la Universidad Nacional de Río Negro, aseguró que «sequía más cenizas es la combinación fatal«. Según el análisis de expertos, ambas hicieron estragos en la producción agropecuaria de la Patagonia argentina.

«La sequía que lleva años también hace estragos, pero el productor patagónico sabe lidiar con ella. Sin embargo, es una de las peores y lleva al cansancio; quieren rematar la hacienda», explicó el experto.

La erupción del complejo volcánico fisural Cordón Caulle el 4 de junio último desató “una emergencia multifacética”, que significó “un azote para las zonas turísticas precordilleranas”, analizó en un artículo publicado por Télam e Infonews.

La erupción del complejo localizado a 40º 32` latitud sur y 72º 7` longitud oeste generó una columna de gases y cenizas que alcanzó 14.000 metros de altura, según estudios del INTA.

La erupción se mantuvo con columnas que oscilaron entre los 5000 y 10.000 metros, para luego estabilizarse de manera relativa en el orden de los 2000.

Por la predominancia de vientos del oeste, gran parte de la ceniza, en especial la de los primeros días que fue la más importante en volumen, cayó en territorio argentino.

Pero lo peor, dijo Arzone, lo sufrieron los más pobres. “Son los que no pudieron trasladar su hacienda a otros campos como lo hicieron los que tienen mayores recursos».

El especialista criticó que a esos productores de recursos limitados «se les quiso comprar, en los inicios de esta catástrofe, todos sus animales a precios paupérrimos y se negaron, pensando que era un fenómeno transitorio, que en un mes se superaría”.

Ovejas muertas

“Y aquí estamos, observando fotografías con pequeños montículos de ovejas muertas, con la pérdida total del escaso capital que poseían», dijo Arzone.

Esto les pasó «por ejemplo a los productores de los pueblos originarios, a los que no pudieron levantar la hacienda, a quienes no quisieron, a los que desoyeron los consejos. Como siempre, a los menos pudientes y a los que por creer que los iban a engañar -porque les sucedió más de una vez- hoy se quedaron con las manos vacías”, describió.

“Hubo propuestas económicas, muchos apoyos gubernamentales a nivel nacional, provincial, municipal ¿Faltaron ideas? ¿Faltó aglutinar voluntades? Fallamos en no ser previsores”, estimó.

La semana última, el director nacional del INTA, Eliseo Monti, y el presidente del consejo directivo del Instituto, Carlos Casamiquela, advirtieron sobre el grado que tomó la emergencia.

“En el país hemos pasado momentos hace años en los que gran parte de la zona pampeana y de Buenos Aires, Santa Fe y hasta Santiago se han visto afectados por una sequía», dijo Monti en declaraciones al diario Río Negro.

Sin embargo, añadió, «en este momento Neuquén y Río Negro y hasta un sector de Chubut están en la peor situación agropecuaria porque sólo tenemos un pequeño sector con sequía en la provincia de Buenos Aires”.

“La combinación de cenizas con sequía es muy dura porque mientras con la sequía una vez que finaliza se pueden recuperar los ciclos productivos, con las cenizas es un proceso mucho más complejo», advirtió Casamiquela.

Cenizas

Explicó que con las cenizas, «la afección no es sólo a la actividad agropecuaria sino a toda las actividades económicas como el turismo, la vida cotidiana y hasta la salud”.

Los titulares del organismo encargado del monitoreo de la situación confirmaron que “el impacto causado por las cenizas es prácticamente igual en Río Negro que en Neuquén”.

“Si bien hace 51 años la región también vivió el inusual fenómeno de caída de cenizas por la erupción del cordón Caulle-Puyehue, desatando una situación de emergencia muy difícil de enfrentar, la historia nos sorprende hoy en un punto diferente”, dijo el director de la estación experimental Bariloche del Inta, Héctor Taddeo, en la revista de la entidad, Presencia.

“Todos sabemos que el alcance geográfico, la cantidad de productores afectados, el número de animales involucrados, las limitantes de infraestructura regional y el mismo ambiente polvoriento que dificulta el trabajo configuran un escenario de magnitudes desproporcionadas», describió.

Sin embargo, aclaró Taddeo, «a diferencia de la vez anterior, ahora se pusieron en marcha mecanismos de diagnóstico y auxilio que en ese entonces no existieron”, destacó.

“Un aspecto que agrega preocupación es que este fenómeno se suma al proceso de sequía que viene sufriendo nuestra región afectando a prácticamente a todos», puntualizó el director barilochense del INTA.

Taddeo informó que «se trata de cuatro años de sequía que impactaron sobre un proceso de desertificación de más largo plazo del cual hace tiempo ya se viene alertando”.

Esos fenómenos, propuso, deben llevar “a pensar y preguntarnos cómo deberán ser los sistemas productivos y el desarrollo regional en el futuro para no estar en continuas situaciones de emergencia”.

“Se tiene que tomar más en serio la disponibilidad de estudios de receptividad de los campos, pensar en formas de asegurar reservas en los establecimientos para los problemas de nevadas, sequías y cenizas; posibilidades de mejorar la infraestructura, promover y desarrollar el mercado de la carne regional y optimizar los canales y la calidad de comunicación y participación del productor”, consideró.

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Caída para los granos: soja un 2,3%, maíz y trigo el 2,6% y girasol un 1,3%

Los granos cayeron ayer en Chicago arrastrados por la depresión en los mercados financieros ante la crisis cada vez más profunda en la zona euro. La soja registró mermas del 2,7% y cerró a u$s 412 la tonelada; el maíz, un 1,7% a u$s 231; y el trigo, un 2,4% a u$s 212.

El 3 de enero la soja operó a u$s 503, y ahora acumula un derrumbe del 18%. Ayer cerró al valor más bajo del año. «Luego de una leve recuperación, los precios volvieron a caer en el marco de un débil volumen de operaciones por el feriado de Acción de Gracias», constató un operador.

Los mercados permanecerán cerrados hoy, y muchos operadores estarán ausentes mañana. En ausencia de noticias de importancia en relación con la oferta y la demanda, «se sigue a los otros mercados: la inquietud se mantiene sobre la Unión Europea, cuyos problemas siguen agravándose», agregó el operador.

En Chicago, las bajas estuvieron dadas principalmente por una ola de liquidaciones que se están observando en los mercados de futuros, motivadas por el fortalecimiento del dólar y la situación de la economía global.

Además, a las crecientes reservas que genera la situación económica en Europa y en Estados Unidos se les sumó ayer el temor que la industria en China «esté enfrentando una etapa recesiva más grande de lo que se preveía, luego de que se informó la peor caída en su actividad de los últimos 32 meses».

Las bajas en el mercado internacional repercutieron en el mercado local, donde la soja cayó un 2,3% y quedó a $ 1.187 la tonelada; el maíz, un 2,6% para cerrar a $ 560 la tonelada; y el trigo, un 2,6% ($ 555 la tonelada). «La soja volvió a negociarse con bajas, ofreciéndose $ 20 menos que ayer (por el martes), ante las importantes pérdidas con las que operó la oleaginosa en Chicago», indicó la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR).

El panorama de los cereales tampoco fue alentador dado que la exportación muestra poco interés en realizar operaciones y disminuyó sus ofertas por maíz y se retiró del mercado de trigo. En el relevamiento local realizado por la BCR para el trigo no hubo compradores interesados en realizar operaciones.

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