Hasta Brasil, la superpotencia latinoamericana, ya siente los golpes de la crisis en la Unión Europea. Según revelaron ayer las autoridades, debido a una reducción en la actividad industrial y a un menor consumo, la economía brasileña se estancó en el tercer trimestre del año, en una desaceleración que sin dudas impactará en la Argentina.
Según consideraron analistas consultados, los datos conocidos ayer son de alto impacto y no se podrán evitar las consecuencias sobre el comercio exterior y la economía real. Las exportaciones argentinas a Brasil representan más del 20% del total y tuvieron un crecimiento, en los últimos años, muy por encima del promedio.
De acuerdo con datos divulgados por el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), la mayor economía de América latina tuvo una expansión nula entre julio y septiembre, en comparación con los tres meses anteriores, y apenas un avance del 2,1% en relación con el mismo período de 2010, año en que Brasil creció un 7,5%.
Las cifras, que ya habían sido anticipadas por los analistas, obligaron a reducir nuevamente las proyecciones de crecimiento del gobierno de Dilma Rousseff para este año.
“El crecimiento que tenemos ahora es de 3,2%. Eso puede dar alguna pista de lo que podrá ser este año. Una tasa de 3,8% no es más alcanzable”, reconoció el ministro de Hacienda, Guido Mantega, quien a principios de año había estimado que la expansión en 2011 sería de entre 4% y 4,5%.
El sector agropecuario, que creció un 3,2%, y las exportaciones, con una ampliación de 1,8%, fueron las que salvaron al país de caer en una retracción. En tanto, la industria y los servicios fueron los que más cayeron, con bajas del 0,9% y 0,3%, respectivamente.
La producción industrial -con resultados negativos desde agosto- sufrió la caída en especial por la reducción del 1,4% en la industria manufacturera, mientras que el comercio, que se contrajo un 1%, fue el principal responsable de la baja en los servicios.
Se confirmó así que la recesión en Europa, la lenta recuperación de Estados Unidos y el enfriamiento de la economía de China este año ya están teniendo repercusiones significativas en Brasil.
De todas maneras, el ministro Mantega afirmó que la situación es pasajera y que la desaceleración en el tercer trimestre se debe a las medidas tomadas por el gobierno para enfriar la economía y enfrentar la inflación, que estaba convirtiéndose en un problema al superar la meta del 4,5% anual.
Esas medidas -reducción del gasto público, encarecimiento del crédito, aumento de los encajes bancarios e incremento de la tasa de interés- ya fueron revertidas.
Crisis inesperada
En los últimos meses, con la inflación ya más dominada (aunque aún se encuentra en 6,5%), el equipo económico volvió a políticas similares a las adoptadas tras la crisis financiera de 2008 y concedió incentivos para la industria, redujo impuestos al consumo y facilitó el crédito, mientras el Banco Central redujo reiteradamente la tasa de interés, que ahora se ubica en 11% y se espera que el año próximo se sitúe en un dígito.
“El gobierno no pisó demasiado el freno. Lo inesperado fue el agravamiento de la crisis internacional; era un factor que no esperábamos”, dijo Mantega en Brasilia ante los periodistas, que le cuestionaron las medidas tomadas a principio de año.
“Tenemos el control de la situación. A diferencia de otros países afectados por la falta de mercado o por la crisis, aquí tenemos la posibilidad de acelerar el crecimiento con el mercado interno”, resaltó. El ministro confía en que el último trimestre del año evidenciará un repunte del crecimiento, y espera que para el próximo año la economía crezca entre 4 y 5%. “Tenemos todas las condiciones para tener ese desempeño. Vamos a seguir en la trayectoria de flexibilización del crédito. Abaratar el crédito es la principal estrategia”, indicó.
Igual de optimista fue el presidente del Banco Central, Alexandre Tombini, quien en un comunicado destacó que la demanda doméstica sigue siendo el principal pilar de la economía, con un crecimiento de 5,4% en el consumo de las familias en los últimos cuatro trimestres.
“A pesar de la estabilidad verificada en el tercer trimestre, el crecimiento del 3,7% del PBI en los últimos cuatro trimestres confirma que la economía brasileña se encuentra en un ciclo sustentado de expansión, compatible con el equilibrio interno y externo, y consistente con el escenario de convergencia de la inflación hacia la meta en 2012″, señaló en un comunicado.
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