SALTA.- De la mano de la genética, el mayor conocimiento del ambiente y un buen manejo, el maíz avanza a paso firme en el noroeste argentino (NOA). El potencial de la región es altísimo: puede llegar a los 15.000 kilos por hectárea. Esta y otras conclusiones fueron expuestas durante la quinta jornada que la Asociación de Maíz y Sorgo Argentino (Maizar) organizó en la ciudad de Salta.
Ezequiel Moreno, asesor del grupo Lajitas, dijo que el avance tecnológico es muy grande. «Hoy la oferta genética es amplia y diversa», señaló. Gracias a esto, se alcanzó una ganancia en la productividad del 20%, en los últimos años.
«Por su condición climática, la zona tiene aptitud maicera y podría alcanzar entre 10 .000 y 15.000 kilos por hectárea. Ya hay ensayos que superan ese número», dijo Moreno. Sin embargo, la brecha entre la capacidad y los rindes reales todavía es alta. En promedio, se llegó a los 5500 kilos por hectárea. De todos modos, es muy buen dato, ya que de 1970 a 2000 el crecimiento fue, en promedio, de 90 kilos por año.
En tanto, el gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey, presente para inaugurar la jornada, destacó el nivel de crecimiento de la actividad, a pesar de las dificultades relacionadas con el problema del intercambio, y agregó: «Mucho más allá de las políticas erráticas que se tomen, el futuro es auspicioso».
Ramiro Costa, economista de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, expuso los beneficios económicos que trajo la cadena de valor del maíz: «Sólo en Salta, el incremento de dinero generado por la producción de maíz fue de 36 millones de dólares, de 2009 a 2010».
Durante la jornada también se expusieron las limitaciones que tiene que sortear el productor para crecer y ser sustentable. El presidente de Maizar, Santiago del Solar, dijo: «Si se destrabara la comercialización de los granos, podríamos producir más maíz y tener una mejor agricultura, con rotación de los cultivos y la generación de una mayor cantidad de empleos». Según Del Solar, los descuentos provocados por la distorsión del sistema giran en torno de los 60 dólares por tonelada, cifra que el productor deja de percibir.
Esta realidad atenta también contra la sustentabilidad. La recomendación de los técnicos es que el 35% del área sembrada se rote anualmente con maíz. Hoy, el promedio alcanza al 19%. Si bien aumentó, todavía está lejos del ideal. Los productores siguen prefiriendo la seguridad comercial que otorga la soja.
Del Solar señaló que Salta tiene una enorme capacidad para producir carne a través de la transformación local del maíz. «Con el costo del flete a Rosario en torno de los $ 280 por tonelada, es importante incentivar la transformación local del cereal en carnes o en otros productos, como el etanol», señaló.
La industria
De a poco, las industrias complementarias de la producción de maíz van acompañando el proceso de crecimiento. Por ejemplo, durante la jornada se presentaron dos proyectos que agregan valor a la materia prima y contribuyen a producir un efecto derrame mayor. Uno de ellos ya está en marcha; se trata de la empresa La Francisca, que produce de manera integral carne de cerdo. En 2005, comenzó con 50 madres y hoy tiene un frigorífico que abarca el desposte y la elaboración de subproductos con cuero y grasa.
En el mismo sentido, se formó Indagro, una sociedad comercial de productores agropecuarios que se juntaron para procesar el maíz y convertirlo en etanol. Está planificando la construcción de una planta para procesar 250.000 toneladas de maíz por año (un 40% de la producción de ese cereal en Salta) y que debería estar en actividad en 2014. Calculan, para dicho fin, una inversión de 40 millones de dólares.
Por último, el economista Carlos Melconian destacó la importancia del sector. «En los últimos cuatro años, se fugaron 70.000 millones de dólares», y agregó que la Argentina no se derrumbó gracias a que el sector agroindustrial, en el mismo período, hizo ingresar al país 98.000 millones de dólares.
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