Se enfría la economía y la industria ya produce menos que hace un año

La desaceleración de la economía podría llegar antes de lo previsto. Y uno de los indicadores que suele adelantar las etapas del ciclo económico es la industria. Ayer los nubarrones que se anticipan en el horizonte se transformaron en una luz de alerta: según el Índice de Producción Industrial (IPI) que elabora la consultora Orlando Ferreres & Asociados el sector manufacturero sufrió en diciembre la primera caída interanual en más de dos años. Habría que remontarse a noviembre de 2009 para encontrar el anterior descenso en la comparación entre años.

Según Ferreres, la producción industrial se incrementó en 2011 un 4,8% anual, pero en diciembre se contrajo 1,3% respecto a idéntico período de 2010. Y en la comparación mensual, la caída en la actividad manufacturera llegó al 1,3% frente a noviembre último.
“La industria manufacturera creció 4,8% en relación al 2010 siendo la producción automotriz la principal responsable del buen resultado. No obstante, la contracción de la industria brasilera repercutió sobre su par local, por lo que en el último mes del año registró la primera contracción interanual desde noviembre de 2009”, advirtió Ferreres en el informe difundido ayer.

“De esta forma, dado que el sector automotriz está comenzando a registrar un estancamiento, para mantener la tendencia expansiva este año será necesario impulsar los demás sectores productivos”, recomendó la consultora.
El IPI de Ferreres es el primer indicador industrial de diciembre que se conoce. Pero los otros índices seguidos por los especialistas también anticipan un marcado freno en el sector manufacturero para fines de 2011 y principios de 2012. El Estimador Mensual Industrial (EMI) del Indec marcó en noviembre un alza interanual de 3,5%; menos de la mitad del ritmo promedio de crecimiento de los once meses computados de 2011, que fue del 7,2%. Asimismo, el Índice de Producción Industrial (IPI) de la fundación FIEL ya había marcado un alza marginal del 0,8% en noviembre en comparación al mismo mes del año anterior. Y el índice de la Unión Industrial Argentina (UIA) mostró en octubre un alza interanual del 5,6% el menor registro desde enero de 2010.
Tanto la holgada expansión de la industria en la primera mitad del año, como su posterior y marcada desaceleración se explican en buena parte por el boom y posterior freno de la actividad en el sector automotriz. Que se vio agravado en diciembre por las menores compras de Brasil, cuya economía suma signos de enfriamiento.

“En 2011 la fabricación de automotores alcanzó un nuevo récord superando las 800.000 unidades producidas, revelando un incremento anual del 15,6%. Sin embargo, la producción de maquinaria agrícola no evidenció el mismo dinamismo. Puntualmente, la fabricación de tractores se redujo un 37,2% anual”, indicó el informe de Ferreres.

Pero alertó que “en diciembre la producción total del rubro maquinarias y equipo evidenció una contracción del 23% anual, principalmente explicado por la caída en la producción automotriz que bajó un 20,5% en relación a diciembre pasado, dando cuenta de la repercusión que tiene la contracción en la producción de automotores brasileña. De esta forma, el sector en su conjunto, que lideró el crecimiento en la primera parte del año, finaliza 2011 registrando una expansión del 4,7% interanual”.

Ver más: Agrolluvia

Cómo será la producción de alimentos en las próximas décadas

Sustentabilidad y escasez fueron algunas de las palabras que más se escucharon ayer durante el Segundo Foro para el Futuro de la Agricultura, organizado por Syngenta, donde se analizó cómo será la producción de alimentos en las próximas décadas, con una población en constante crecimiento, menos recursos naturales y un medio ambiente que preservar.

¿Es posible duplicar la producción agrícola argentina en los próximos 40 años?, fue uno de los temas abordados. “Hay dos factores, que cada hectárea rinda más y la expansión de la frontera agrícola. Tenemos tierra subutilizada, bosques muy degradados con bajo valor económico, ecológico y social. Es muy factible duplicar la producción”, opinó Ernesto Viglizzo, investigador de INTA.

“Vemos un aumento constante en la productividad. La agricultura en la Argentina tiene una alta velocidad para adoptar innovaciones. Un tema a futuro es la competencia entre alimentos y combustibles”, señaló Diego Sodor, de El Tejar. En tanto, Agustín Garay, gerente de Producción Agrícola en Molinos Río de la Plata, destacó la oportunidad de negocios para los productos certificados.

A su turno, Lawrence Pratt, director del centro Latinoamericano para la Competitividad y el Desarrollo Sostenible de INCAE Business School, enumeró las “megatendencias” para 2050: “Vamos a ser 9.000 millones de habitantes, vamos a vivir más en las ciudades, vamos a ser más viejos y más ricos. El componente de carne en la alimentación va a subir 470 millones de toneladas adicionales para 2050.
Vamos a tener que producir mucho más de todo”, apuntó el especialista. Con respecto a la producción aseguró que los países más ricos se están acercando a un crecimiento cercano a cero y que todo el crecimiento vendrá de países en vías de desarrollo. Otras tendencias: más mujeres trabajando en agricultura, escasez de agua y petróleo, el consumo de China (un cuarto de las semillas de soja del mundo se consumen en ese país) y las iniciativas sustentables en las grandes compañías y las cadenas de retail.

El secretario de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, Lorenzo Basso, cerró el foro: “Latinoamérica indiscutiblemente es el continente donde están las reservas mas importante de tierra y de agua para afrontar los desafíos de incremento de la producción de alimentos. Reafirmo que el rol de Latinoamérica hacia el 2050 va a ser fundamental. Es imprescindible la alianza de Brasil y la Argentina y vamos en buen camino”, indicó. “Tenemos que considerar las exigencias de tipo ambiental. Son un hecho concreto, que hoy nos acosa permanentemente en un montón de negociaciones de ventas de alimentos argentinos”, agregó el funcionario.

Antonio Aracre, presidente de Syngenta, destacó los conflictos de intereses: “Por un lado, la necesidad de producir más. Y por otro lado, que ese camino sea planificado y sustentable. Que la variable de ajuste no sea ni el volumen ni el precio”, dijo. “En la Argentina, el principal riesgo sigue siendo la priorización por la maximización de la rentabilidad en el corto plazo; producir soja, soja, soja; y olvidarnos de las rotaciones de los suelos”, agregó el directivo.

Ver más: Agrolluvia

Se lograría un aumento del 50% en la producción de carne

Eduardo Obregón, coordinador territorial del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) de Maipú (Buenos Aires) explicó en ese sentido que la producción promedio para la Cuenca del Salado, de unos 8090 kilos de carne por hectárea y por año, tiene un potencial mucho mayor y puede crecer hasta 120 kilogramos.

Ensayos realizados en establecimientos de productores determinaron que se puede aumentar la producción de carne sólo con el manejo de los pastizales de algunos potreros, indicó un comunicado del organismo.Obregón destacó, al respecto, que «con la división de los potreros de un campo natural según las poblaciones vegetales, y con un ajuste en el manejo del rodeo, se logró un aumento de 50% en la producción de carne».

«El manejo racional de los pastizales naturales es una fórmula que demostró que puede mejorar sustancialmente la actividad, explicó el experto.También agregó que saber abrir o cerrar las tranqueras en el momento oportuno también es aplicar tecnología, y su costo es cero».En este sentido, el INTA recomendó evaluar el potencial productivo en los planteos pastoriles que contengan pequeños aportes de suplementación estratégica, para cubrir desbalances nutricionales por variaciones en la curva de producción de pasto y requerimientos crecientes de los animales en engorde.

«Los recursos forrajeros son elegidos para intentar suplir los requerimientos ganaderos durante todo el año, y esto es muy difícil, explicó el técnico.Ello se debe a que en primavera el forraje explota al crecer a tasas altas, en verano es muy variable según las lluvias, y en invierno las temperaturas y el nitrógeno son limitantes».Para Obregón, «es sustancial adecuar las curvas de requerimientos nutricionales del rodeo de cría con la oferta de pasto que proveen los campos naturales o las pasturas».

De esta manera, la vaca llegará en buen estado al parto y tendrá garantizada la alimentación necesaria para producir leche y alimentar al ternero, a la vez que entrará rápidamente en celo, lo que garantizará la preñez del siguiente año.La alternativa para contar con los recursos necesarios, cuando la producción del campo natural cae, son las reservas forrajeras en forma de heno o al pie mediante el pastoreo diferido.

«El forraje participa en un 91% de la dieta y el resto proviene de la suplementación con maíz o sorgo», si bien cada situación es distinta y requiere de una planificación especial, apuntó Obregón.Adicionalmente, un manejo adecuado del rodeo completa la ecuación, ya que permite tener en producción el mayor número de vacas posible sin afectar la estabilidad productiva de una determinada explotación ganadera».

El técnico del INTA añadió, por último, que el buen estado sanitario de los animales permitirá al productor la toma de decisiones correctas que apunten a mejorar el resultado económico de la cría.

ver más: Agroclipping